“Amo lo que hago, es mi pasión, quiero a mis tiendas como a mis hijas, y una vez que haces lo que amas, ya solo queda disfrutar, cada día yo salgo a disfrutar, me pierdo en mi trabajo y cada vez sueño más y más”
Impresor de familia de toda la vida y emprendedor AquaMatic®. Supo que quería ser empresario a los 17 años cuando estudiaba la preparatoria, así que durante 4 años trabajó en una tienda de autoservicio con el único objetivo de aprender a manejar una empresa.
Su primer negocio, una imprenta, fue una gran experiencia para Édgar, sin embargo, aspiraba a más. Su especialidad era hacer facturas, y cuando las facturas comenzaron a ser electrónicas, se dio cuenta que el mundo revolucionaba y él tenía que evolucionar con el mundo. Quería una empresa que aportara a quienes estuvieran alrededor, desde los dueños, los clientes y los empleados, así que buscó alternativas y encontró que en el modelo de franquicias, al juntar fuerzas se podía crecer de una manera más estructurada. Decidió invertir su patrimonio, su sueño, su energía y su ser en AquaMatic® ya que para él era un negocio rentable y además cubría una necesidad.
Cuando comenzó en AquaMatic®, se sentía que era el único vendedor de agua en el desierto, ya que en Toluca no había lavanderías autoservicio, “la gente no entendía qué vendíamos, nos tocó mucho tiempo picar piedra, después fue una etapa de subir muy rápido, porque las personas comenzaron a entender el concepto”. Abrió su primer sucursal en 2010 y hasta este 2018, ya cuenta con 5 sucursales propias.
Sobre su experiencia con AquaMatic®, Edgar expresa que “este mercado va madurando, ahora nuestro servicio tiene que ser mejor y más profesional. Es un negocio que exige más que otros ya que estamos en el área de servicio y tenemos que ser muy buenos con nuestros empleados para que ellos den el servicio que queremos, tenemos que ser buenos en costos, en mercadotecnia, necesitamos miles de clientes para que este negocio sea rentable”. Cuando Édgar le entrega una de sus sucursales a sus encargadas, les menciona que son como sus hijas, hace que se enamoren y crean en el proyecto como él lo hace, para que tengan el éxito que quiere. “Nosotros a la gente le vendemos tiempo, tiempo libre para ellos mismos, para sus hijos, para hacer ejercicio, para descansar... si le regalas dos o tres horas a una persona, te lo agradece”.
Édgar aconseja a quienes quieren emprender un negocio:
“Creer siempre, Buscar algo que te apasione que te guste y llenarte de valor, porque para poner una empresa lo primero que tienes que hacer ya cuando sabes que es, es brincar de un avión sin paracaídas. Aquél que brinca con su sueño del avión, sin paracaídas y su única herramienta es su fe. Si tu fe te basta para llegar a ese sueño, adelante, si no, mejor no lo hagas, espérate un poco y piensa bien si es otra cosa o si de plano las empresas nos son para ti”.